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Tuesday, March 22, 2011

Una terapia para morirse de la risa

       ¿Quién dijo que ir al psicólogo era de locos? No siempre hay que estar con los pelos de punta o tener algún problema existencial para solicitar ayuda. Pero si en tu primera cita te hechas a llorar como Bruce, o en la segunda te acuestas con tu psicólogo, puede que a algún loco se le ocurra hacer una comedia de tu situación.
Fue así como la directora y estudiante Michelle López Vergara presentó el pasado fin de semana, 16 al 18 de marzo, en el Teatrito de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras la obra del dramaturgo norteamericano Christopher Durang, Beyond Therapy. 
Una comedia con sabor a los ochenta, esa época marcada por el glamour de las discotecas, el boom del metal y los colores neón, fue el escenario para que Bruce y Prudence se conocieran más a fondo. Cada uno respaldado por su psicoterapeuta, ambos deciden poner un anuncio en el periódico buscando pareja. 
Ambos respondiendo a el anuncio del otro van al mismo restaurante en busca del amor, dando comienzo a una comedia que no dejo de hacer reír a un público bilingüe.
Más allá de la psicoterapia...

Bruce, un bisexual que vive con su amante Bob, decide cambiar de paraje poniendo un anuncio en el periódico esperando que alguna chica responda al mismo. Es así que Prudence, respondiendo al anuncio se da cita al restaurante que Bruce pautó en el anuncio. 
Tras una desastrosa primera cita, ambos deciden ir a sus respectivos psicólogos en busca de nuevos consejos que afinen su vida amorosa.
Stuart, el psicólogo de Prudence, con quien había tenido una aventura amorosa, no le agradó la idea de que esta respondiera a anuncios en el periódicos en busca de parejas. Según él, ella necesitaba más terapia antes de hacer locuras como esas a lo que Prudene cansada de las insinuaciones sexuales de su médico decide marcharse y hacer “lo que le de la gana” dejando al celoso psicólogo en su consultorio a su propia merced.
Bruce, al igual que Prudence, decide ir y contarle su desastrosa velada a su terapeuta, La doctora Charlotte, quien con sus locuras y su olvidadiza mente le recomienda a Bruce que intente poner otro anuncio en el periódico.
Siguiendo el consejo de la doctora Charlotte, Bruce accede a poner otro anuncio en el periódico, el mismo anuncio al que Prudence accede a aceptar. Reencontrados en el mismo restaurante de la cita anterior, Bruce trata de establecer un mejor diálogo que el de la otra vez, haciendo que Prudence le de una oportunidad. De esta manera ambos, entablan así como si nada una relación.
Seguido, van dónde sus terapeutas. Charlotte dándole el visto bueno a Bruce y Stuart clasificando de loca a Prudence por su veracidad de ir en una cita sin decirle nada, culminan la escena.
Pero no todo podía ser paz y amor. Es en este momento en donde entra Bob, el “compañero de cuarto” de Bruce. 
A excepción del celoso doctor Stuart, todo iba marchando bien hasta que Bruce decide invitar a Prudence a cenar a su casa. Es este el momento en que la historia coge inercia. 
Prudence llega a la casa creyendo que Bob, el amante de Bruce, no iba a estar. Pero para sorpresa de esta Bruce los presenta haciendo que la situación sea torne un tanto incómoda para los tres. 
                       
                              El épico desenlace...
Luego de una ardua pelea, a la que involucraron vía telefónica a la madre de Bob, Bruce convence a su compañero consensual de que valla a tomar terapia con su psicóloga, la doctora Charlotte. 
Bob accede mientras Prudence y Bruce mueven su cita al mismo restaurante de siempre.  Ahí los espera nada mas y nada menos que el doctor Stuart quien exige una explicación de lo que esta viendo. Y como arte de magia aparece Bob, seguido por la doctora Charlotte, quien convenciendo a Bob a seguir sus impulsos este saca una pistola en medio del restaurante que disparando balas fulminantes asusta a todos. 
Tras la calma y las explicaciones, los cinco personajes deciden sentarse a comer en la misma mesa desatando el caos. 
Bruce le propone matrimonio a Prudence que a su vez acepta, Bob, le hecha el ojo al mesero, el mesero le responde con una guiñá, Bruce se pone celoso, Prudence se molesta, Stuart trata de convencer a Prudence de que desista de casarse, Prudence desiste, la doctora Charlotte aplaude de alegría pues todos se están dejando llevar por sus impulsos, Prudence se retira al baño, Bruce la sigue, Prudence vuelve molesta, Bob y el mesero se siguen echando miradas hasta que la doctora Charlotte decide poner todo en orden convenciendo a todos a que vallan a una discoteca.
Bob y Bruce culminan su relación, la doctora Charlotte invita a bailar al solterón del doctor Stuart mientras Bruce y Prudence se quedan en el restaurante cantando de manera a mena coro la canción de fondo.








El agrado del público...


Tras aproximadamente dos horas de comedia y un intermedio, el público no dejo de aplaudir al elenco de actores que no dejo de saludar al público que les pitaba y los felicitaba. 
Durante otro fin de semana mas, el teatrito fue testigo del talento y la creatividad de jóvenes universitarios que contra viento y marea hacen hasta lo imposible para que sus producciones salgan a flote. 
Ya sea en un restaurante, en el consultorio de un psicólogo o llamando a nuestras madres para pedirle un consejo, siempre vamos a necesitar ir mas allá de la terapia para conseguir lo que realmente queremos en la vida.



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