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Friday, July 8, 2011

Nuestro Son + un nuevo LP = Los Vigilantes estrenan nuevo álbum con un show en San Juan

por: H. J. Leonard
Durante la noche de ayer, jueves 7 de julio, la banda de punk Los Vigilantes estrenaron su nuevo álbum (el cual lanzaron también en formato LP y que asumo yo se llama Los Vigilantes por que es lo único que dice en la carátula) en esa barra, café teatro y místico lugar, Nuestro Son en el Viejo San Juan.
Y si no hubiera leído el periódico no me entero del sendo show que Los Vigilantes montaron durante la pasada noche. Así que para hacer el recuento, así fue como empezó.
Para resumir el cuento, compré un PR Daily Sun. En el mismo aparecía un reportaje, buenísimo bytheway, de la actividad y del lanzamiento de este nuevo álbum de Los Vigilantes. 
Salgo de trabajar en Bonita Radio y con mi pana Richard como copiloto y navegante de mi auto nos tiramos la misión de aventurar al Viejo San Juan con la esperanza de que Los Vigilantes no hubieran empezado a tocar y el preciado disco no se hubiera acabado. A todas estas por que salí de mi trabajo como a eso de las 12 de la noche.
Nada, llego a San Juan y en la búsqueda de un estacionamiento me encuentro a mi mejor amigo Oviedo caminando cerca de Bless Café a lo que a todas estas le digo móntate. 
Ya en mi carro y con mi corrillo súper setiaou, nos embarcamos en la ardua misión de encontrar un parking a las 12 de la noche en la ciudad amurallada. 
Para sorpresa de nosotros, San Juan no estaba tan lleno, se podía caminar, se respiraba paz (lo que nunca) y encontrar donde aparcar no fue tan difícil como pensábamos. 
Al bajarnos le dimos nuestros respetos a La Perla, RIP por la redada de hace semana y media, y nos dirigimos a bajar por las calles azul ladrilladas hasta llegar a nuestro destino final. 
Ya cerca del famoso local cuyo escenario a visto el comienzo de tantas buenas bandas locales, se podía apreciar lo que muchos llaman La Escena. 
Gente de negro, gente de blanco, tatuajes, abrigos con parches de Bad Religion, “piercings”, en fin habíamos llegado y la noche nos abría los brazos al mejor punk rock del país. 
Ya en la entrada estaba la que cobra, una muchacha muy simpática vestida con una camisa roja y negra (si no mas recuerdo) a quién no me atreví a preguntarle el nombre para evitarme problemas conyugales. 
Cobrándome $10 dólares por la entrada y la compra del enaltecido LP, me marcó la mano derecha para poder re-entrar y me dirigí a la tarima central al fondo del café pero sin antes primero dirigirme a la mesa dónde estaban vendiendo los discos y las camisetas de Los Vigilantes y aclamar por el preciado disco, razón por la cual (no miento), fui al show. 
Para mi sorpresa Los Vigilantes no habían empezado a tocar. Aún así el público presente se pudo deleitar de los crujientes y jocosos acordes del rock de Las Ardillas, banda que entiendo yo (por que llegue tarde) le abrió el espectáculo a la banda principal, Los Vigilantes.
Ya acabado el show de Las Ardillas, empezaron a desmontar. No había pasado ni un minuto desde que los roedores habían comenzado a recoger el espacio cuando el negro Squier by Fender Jazz Bass de Javier Garrote, cantante de Los Vigilantes, se asomaba por una de las esquinas del escenario agarrado al brazo de su ejecutor. 
Como no estaba pasando mucho entre esos 15 minutos de espera me dirigí a la barra a comprarme una Medalla. Y como Oviedo y Richard todavía estaban en las afueras de Nuestro Son, me la bebí “cul cul” y me dirigí hacia ello. 
Ya pasadas las 1:10 se empezaban a escuchar las cuerdas de la guitarras afinándose lo que en un abrir y cerrar de ojos hizo a mi cuerpo embalarse hacia dentro del café. 
De manera figurativa empecé a correr para conseguir un buen lugar en dónde coger fotos con la Fuji de 8 mega-pixeles que Oviedo me presto ya que como mal reportero deje mi cámara en mi casa. Así que me perdonan por la calidad de las fotos y el video.

Las guitarras daban sus primeros riff cuando las luces no dieron tiempo a la multitud a acomodarse mientras los amplificadores daban vida a las primeras notas musicales de Los Vigilantes. 

Así fue que la masa de gente seguía llegando y asegurando su lugar en el espacio entre la pequeña tarima y las columnas que dividen el vestíbulo del café y la barra.

Con un juego de espectros violetas, verdes y azules la iluminación del escenario jugaba con el rojo de las luces que servían de techo y sombra a los miembros del plato fuerte de la noche, Los Vigilantes.
Punk, rock, gritos, loas, emoción, cigarrillos y tragos que iban y venían. La gente se movía al ritmo de la Banda que interpretó canciones cómo Pégame y Me Imagino.

De esa manera se cerró una noche más en la historia de Nuestro Son en el Viejo San Juan a la vez que se abría otro en la vida de La Escena del Rock en Puerto Rico. Con gente bailando y Los Vigilantes comandando sus pasos. 

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