El punto es que los quince para nosotros los latinoamericanos es una edad importante. Una edad que marca madurez y experiencia. Empieza el desarrollo hacia la adultes. Para la escena y el punk que se hace en esta pequeña pero gran isla, no es diferente.
El pasado sábado 23 de julio, Nuestro Son en San Juan presencio uno de los acontecimientos más importantes en la historia el rock, el punk y la escena local. Los 15 años de Los Espectros.
Y como siempre, La Línea dijo presente.
Bandas que surgen inspirada por los shows cerca de la plaza de armas en San Juan dónde "ponkos" y "skinheads" se peleaban con los metaleros como si fueran rivales a muerte.
Hoy en día esto no se ve, si es que no se da. Aún así el sonido de Los Espectros nos trajo memorias a aquellos que nos dimos cita el pasado sábado a la ciudad amurallada a escuchar y celebrar sus 15 años de trayectoria. A aquellos que vivieron esa época y desean que nunca hubiera acabado y a nosotros que soñamos con haber nacido antes para poder decir que pertenecimos a ella. La era de la verdadera escena. El Punk.
Cómo a eso de las 10 y tanto llegamos al local centralizado por la calle Tetuán del Viejo San Juan. Gente con botas, con camisas negras, otros con los pantalones rasgados, con "skinnies". Había de todo en gamas de tonalidades blancas, grises, negras y rojas.
Pasando la puerta habían montado un "shop" de discos del cual compramos un LP de los Macabeos y el documental La Escena del cineasta Guillermo Gómez.
Como siempre, una parada en la barra a comprar una medalla no podía faltar.Cumplido nuestro ritual nos dirigimos con mucha dificultad a través de la multitud de gente hasta llegar a la tarima en dónde ya casi estaba terminando Juventud Crasa. Con su hardcore punk (si se le puede llamar así) nos hicieron recordar nuestors primeros show y presenciar algo que es raro ver hoy en día por culpa de la escena indie. UN FUCKING MUNCHPIT.
Así que corriendo me dirigí a él y con una felicidad expresada en una sonrisa de oreja a oreja en mi rostro me zambullí en él sin pensarlo dos veces. Sentía que volvía a tener 16 años.
Ya terminada la participación de Juventud, me dirigí a la barra y metiéndome en el bolsillo la Medalla que me acababa de comprar salí afuera a observar el panorama en lo que La Experiencia de Toñito Cabanillas montava y continuaba el show.
Casi todo el mundo estaba afuera.
Un cigarrillo se apagaba y otro se prendía. Colillas en el piso, Medallas iban y venían hasta que se oyó un "feedback" ensordecedor proveniente del interior de Nuestro Son.
Para este set la gente seguía haciendo el clásico círculo que marca el espacio para el pit. No obstante la gente o por cansancio o por alcoholizadas se enfocaba más en bailar en su sitio, brincar o simplemente decir si con la cabeza.
Terminado su set, La Experiencia se disponía a desmotar para abrir paso a los cumpleañeros.
Cerca de una hora pasó antes de que Los Espectros tocaran. Ya teníamos sueño pero resistiendo la tentación a irse nos quedamos. De esta manera el fruto de nuestra espera retoñó cuando a eso de la 1:15 AM la acera de Nuestro Son se iba adentrando poco a poco dentro del local en dónde en pocos minutos aparecieron los integrantes de la banda de la noche con unas diademas de quinceañeras en la cabeza.
Con el mismo sonido de siempre pero esta vez con 15 años de experiencia sobre sus hombros, Los Espectros le dieron a el público presente un deleite de buena música y de buen Punk haciendo que muchos se treparan en tarima a cantar sus clásicos, que gente cómo yo volviera a creer que el punk existe y que otros como mi mejor amigo se "pompiaran" y quisieran retomar las riendas sueltas que dejaron en intermedia, desempolvaran guitarras y los bajos, llamáramos al vecino para que toque batería y le metiéramos a la mejor música que conocemos. El Punk.
