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Friday, April 1, 2011

Una carta, un demo, la demencia y un chango; andan sin permiso.

  
Hacer cine. Lograr parir una película en Puerto Rico es una de dos. Hipotecar tu casa como Jacobo Morales o robar un banco. La realidad es que ninguna de las dos son opciones muy rentables. Muchos se van afuera a probar suerte. Otro escenario es el pedir un préstamo a la Corporación de Cine para que al final tu película termine vendiendo un octavo de lo que invertistes en ella y te quedes con una deuda peor que la que ya tienes por haberte ido a estudiar a NYU.
Sea como sea. El arte cuesta. Requiere sacrificio. Pero no por eso los cuatro penalistas que en la noche del viernes 31 de marzo presentaron sus cortos en el conversatorio Sin permiso, se desalientan a continuar produciendo.
Juanchi Gónzalez, Kaell Matías, Quique Rivera y Ángel Manuel Soto. Estos cuatro nombres dieron de que hablar tras provocar ristras de aplausos entre cada corto presentado, haciendo el botón de encendido de las luces del centro comunal de la plaza Blanche Kellog del complejo de apartamentos Ciudadela en Santurce (lugar de la actividad), fueran las que silenciaran las ráfagas de felicitaciones que antecedían al éxodo de una presentación y al génesis de otra. 
La actividad organizada por el periódico de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Diálogo, contó con la presentación de los cortos La Carta, dirigida por Soto, un demo de efectos especiales hechos por Matías, Los unos y los otros de González y la presentación de Menuda Urbe, producida en “stop motion” por Rivera.
El Contenido


        Resumiendo un poco. La Carta, producida por Soto, cuenta la historia de este niño que tras ver a la relación de una compañera de clases con su padre decide pedirle ayuda a su madre para escribirle una carta a su padre que se encuentra encarcelado. Pero lo impresionante de este corto es que no es hasta el final del cortometraje que el espectador se da cuenta del desenlace y se entera que el padre esta en la cárcel quien al leer la carta escrita por su hijo se echa a llorar por el contenido de la misma que de igual manera conmueve. Inclusive. Se podría concluir, desde un punto de vista extremo, que la persona que se halla aguantado las lagrimas y no halla querido llamar a su padre luego de ver el corto, es la persona más insensible del planeta. Pero claro esta. Esto es solo una opinión.
Volviendo a la objetividad periodística. Continuando con el segundo corto, Kaell Matías presentó un demo de aproximadamente cinco minutos de duración. El mismo contuvo escenas de alguno de los trabajos que ha hecho en el mundo de los efectos especiales.
El tercer corto fue un “triller” psicológico. En el mismo se presenta una reclusa condenada a la pena capital. Firmando un contrato, la encarcelada aprueba que se experimente con ella. Amarrada a una silla, un grupo de científicos le hace cree, a la ahora paciente, que está perdiendo su sangre “gota a gota”, hasta hacerla caer en la demencia. Al final se presenta la escena en su totalidad, mostrándole al espectador la cruda realidad de las gotas que tanto torturaron a la reclusa. Simples gotas de agua que manaban de un suero que habían amarrado al brazo de la víctima y caía en un recipiente que producía el perturbador sonido. Finalmente se culmina el cortometraje con un grupo de científicos charlando y haciendo chistes en una oficina. Para dar fin a Los Unos y los Otros.
Para culminar la etapa de presentaciones de Sin Nombre, el cuarto cortometraje cambió la dinámica del cine tradicional presentado por los previos tres participantes al presentar un cortometraje filmado en “stop motion”. 
El filme, producido por Quique Rivera y de nombre Menuda Urbe, cuenta la historia de un Chango (ave de Puerto Rico) que tras escaparse de una peseta norteamericana, recorre la ciudad y se enreda en los cables del tendido eléctrico. Aún así este no se detiene e intenta salir del enredo para quedar atrapado nuevamente en la peseta. Claro está, logra salir de nuevo pero esta vez acompañado de una manada de Changos que logran escapar al igual que él.
Preguntas y Respuestas

La etapa de preguntas y respuestas dio comienzo con la primera interrogante hecha por el moderador de la actividad. ¿Cual es el mayor reto que tienen los cineastas en Puerto Rico?
Pregunta a la cual en resumen todos los directores dijeron que el dinero. No obstante Soto hizo mención de la falta de un buen guión y Rivera aportó comentando que a pesar de todo el cine en la isla se sigue desarrollando.
Continuando, la segunda pregunta estuvo dirigida a la dificultad y el reto de poder presentar tu producto como cineasta. Soto comentó que no siempre se tiene una estrategia, pues por lo general, en Puerto Rico se suele pensar en completar la película y luego promocionarla mientras que en Hollywood por ejemplo se invierte mayor o igual cantidad de fondos en anunciar un filme. Matías recalcó el hecho de que la publicidad no es fuerte mientras que González dijo que la búsqueda de querer mercadearte y hacer un producto sin saber que pasará al final te hace un buen director. Rivera culminó con la ronda diciendo que no hay espacios para presentarse, y que se deberían crear los mismos. 
Con la tercera interrogante, que fue dirigida al igual que las primeras dos, a todos los panelistas; se cuestionó el uso de la Internet como espacio para vender tu producción. González dijo que el Internet le encanta y que sirve para salir adelante. Soto por su lado, de una manera chistosa dijo “estoy de acuerdo”.
Seguido de eso se le preguntó a González el por que decidió humanizar a los antagonistas de su historia. A esto González contestó que todo el mundo tiene su lado humano y que su trabajo como director consiste en hacer que el espectador se identifique con cualquiera de los personajes sea el malo o el bueno.
“¿Hasta que punto en los trabajos se le da libertad a los actores para improvisar?”
Soto dijo que todo está en el guión. “El guión es una guía, viene del trabajo del guionista”. A esto añadió que debido a que el guión es solo una guía, en el caso de su corto La Carta, la actriz hizo un mejor trabajo que el que se había estipulado en el guión. 
Dato interesante, si hablamos de teatro, pobre del actor que no siga el libreto tal y como está. Cierra paréntesis. 
A la misma pregunta, González dijo que uno debe entrar desde cero con el actor, que uno (como director) debe crear el personaje con él (actor).
Para cerrar con la sección de preguntas, se pregunto acerca de los procedimientos que los cuatro directores estaban tomando para que su arte se expusiera afuera de Puerto Rico. A la misma Soto contestó: “muchas relaciones públicas, conocer a la prensa pues siempre están dispuestos a cubrir eventos”.
Ya se estaba dando por concluido el evento, pero no sin antes presentar a los protagonistas del cortometraje de Rivera. 
Entre capas de acrílico, una mesa donada por su madre y distintas fotografías de Changos en distintas etapas de vuelo, Rivera explicó como logró su creación tras haber trabajado 350 horas en total. Las mismas que divididas en 15 horas diarias, logrando cuatro segundo por día, dieron pie a que Menuda Urbe contuviera un aproximado de 2 minutos de duración. 
    De esta manera, con unas copas de vino y varios entremeses culminó Sin Nombre.

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